
Virginia Rota (Málaga, 1989) es Licenciada en Psicología y Máster en Cine Experimental y Documental. En 2015 trabaja su primera serie de retratos ‘Saudade’, que consigue el Primer premio Malagacrea 2015 y Contemporarte 2015, y es exhibida en el Museo de Arte Moderno de Guatemala, Galería Astarté (Madrid), IRJ (Logroño), Festival Incubarte 2015 (Valencia) y Galería La casa Rosa (Málaga). En 2016 gana el Concurso Iberoamericano de Fotografía Nexofoto con su trabajo «Saudade» y en 2018 es ganadora del Premio Galicia de Fotografía Contemporánea con su ensayo fotográfico ‘El mundo al principio. Infans’.
Del 26 de abril al 7 de julio, su trabajo «La Pena Negra» está expuesto en la Sala Imagina del Centro Andaluz de la Fotografía. Hemos hablado de él en esta entrevista:
Cuéntanos cuándo, por qué y de dónde surge «La Pena Negra» y cuál ha sido su trayectoria hasta llegar hasta aquí
La pena negra nace a raíz de dos recuerdos: mi abuela Pepa, enlutada desde que la conocí hasta el día que falleció, y Frigiliana, pueblo blanco de la comarca de Málaga que solía visitar de adolescente impresionada por aquellas mujeres vestidas de negro de pies a cabeza que teñían las calles del pueblo convirtiéndolas, desde mi desconocimiento, en un paisaje realmente bello.
Ha sido un proyecto que he hecho mano a mano con mi mejor amigo Jose Andrés López, él me ha acompañado hasta la última casa de la última calle del último pueblo en busca de personas que quisieran compartir con nosotros sus historias y sus opiniones acerca del luto.
La idea se convierte en proyecto gracias a las ayudas a la producción Iniciarte, y se exhibe por vez primera en el CAF hasta el 7 de julio. En septiembre podrá verse en el Ateneo de Málaga y más adelante en Barcelona.
Plásticamente las imágenes evocan pictóricamente y pueden tener relación referencial o influencia de Pierre Gonord, ¿cuáles son tus referencias?
La primera vez que conocí el trabajo de Pierre Gonnord, hace relativamente poco tiempo, aluciné. Me encantaría conocerle en persona, me fascinan sus retratos y es un lujo cuando alguien ve una relación – por pequeña que sea- en nuestro trabajo.
Tengo muchísimos referentes, la historia está repleta de artistas que te vuelan la cabeza. Bill Viola, Luz Arcas (Laphármaco), Peeping Tom, Haneke, Caravaggio, Castellucci, Bob Wilson…
En cuanto a la temática, ha sido una inquietud social o personal la que te ha llevado a abordar este tema, ¿cuál es tu relación con este tipo de pena?
Absolutamente personal. Nace de una curiosidad estética provocada por los recuerdos del lugar en el que me he criado, de la fascinación que me produce el poder de la fe y del deseo de atrapar algo muy concreto de la historia de España que ha estado enormemente presente en todas las familias de este país.
Visibilizar situaciones de duelo es algo necesario y a la vez controvertido, ¿cómo ha acogido el público este trabajo?
He querido trabajar sobre el luto, no sobre el duelo, aunque haya sido costosa la separación. No estaba tan interesada en las vivencias emocionales y en sus distintas etapas con respecto a la pérdida, como en el acuerdo y compromiso ciego que se generó en torno a la muerte y que continúa vigente en algunas comunidades como en el pueblo gitano. Es eso lo que me interesaba, la imposición del negro, la privación de la música y de cualquier otro tipo de ocio, de volver a buscar un compañero o una compañera; el fin de la fiesta de la vida.
Creo y espero que haya tenido una buena acogida; las trece personas que forman parte de este proyecto son maravillosas y han sido muy generosas compartiendo sus historias, en cierta medida, ayudando a reconstruir una parte de la historia de España de la que no se habla, de mujeres a las que nadie mira. Mi deseo es que esta exposición viaje mucho y pueda llegar a la mayor cantidad de personas posibles.
Narrar una historia en ocasiones pasa por incluir texto. Tu manera de integrarlo en el CAF ha sido muy original y cercana, ¿cómo has hilvanado esa relación con las imágenes?
Lo primero que hacíamos era conocer a las personas, hablar con ellas, escuchar sus historias, que nos contaran cómo había ido cambiando la tradición, por qué la mantenían, si querían que sus hijos o hijas la continuaran, anécdotas en relación al luto vivido en esos pueblos que no encontré en los libros… Entendía que no había manera alguna de integrar todo este material si no era con sus voces. Habíamos estado en sus casas, en sus salones, en sus habitaciones, hablando horas y horas sobre la muerte, siendo completos desconocidos y, de alguna manera, me parecía necesario rescatar parte de esa intimidad de la que habíamos disfrutado y trasladarla a la frialdad de la sala expositiva, tratando de aislar la experiencia del espectador lo máximo posible de la sala, del mundo y de los otros y situarle cerca de los protagonistas.
En el proyecto, y en el precioso catálogo que ha diseñado María Peinado, hay una joya, un texto increíble del poeta y dramaturgo Abraham Gragera. Se puede leer aquí: https://issuu.com/iniciarte/docs/cat_logo_virginia_rota
Tu trabajo parece estar centrado en las personas, en el retrato. Cuéntanos algo más sobre tu trayectoria y otros trabajos propios
Tengo poca obra producida. Mi primer proyecto fue Saudade, un proyecto fotográfico sobre el hueco que genera la pérdida. Saudade fue un proyecto que recorrió bastante y que me ha dado muchas alegrías. El segundo trabajo que realicé se llama ‘El mundo al principio. Infans’ y es un proyecto sobre la sabiduría y la libertad del pensamiento en la infancia, este proyecto me otorgó el Premio Galicia de Fotografía Contemporánea 2018 y podrá verse en Portugal (Encontros da imagen, Braga) el próximo septiembre. Y el tercero es este, La Pena negra. El resto son retratos que no forman parte de un proyecto concreto.
¿De dónde surge Virginia Rota como fotógrafa y hacia adonde va?
Comencé a hacer fotografías en los teatros de Málaga (Cervantes y Echegaray), colaborando con una revista extinta (Modernícolas), hace ya más de seis años. La danza me ha enseñado a hacer retrato, y quizá también a la inversa; y por ahora quiero quedarme en ambos. Este mes, ahora mismo, no estoy desarrollando ningún proyecto fotográfico, acabo de estrenar La pena negra y quiero darme un tiempo para ver qué deseo hacer. En cuanto a otros proyectos, estaré en noviembre en el Pompidou de Málaga estrenando junto a Luz Arcas y Luz Prado ‘Icaro a solas’, y en mayo en el Teatro Echegaray (gracias a las becas Factoria Echegaray) junto a Jose Andrés López estrenando un proyecto que co-dirigiremos y en el que tengo muchas ganas de ponerme a trabajar.
Sin duda un camino de éxito y constancia con un trabajo personal y sentido. ¡Enhorabuena Virginia!