Entrevista en la revista Aularia

[Esta entrada recoge la entrevista publicada en agosto de 2021 para la revista «Aularia. El país de las aulas. Revista digital de educomunicación», que edita el Grupo Comunicar, por su director, Enrique Martínez-Salanova, y que recorre mi trayectoria en la fotografía, el arte, la enseñanza, el análisis de la realidad y el compromiso social.] Enlace al artículo en Aularia.

«Mis proyectos fotográficos son al mismo tiempo vitales y reflejan mis inquietudes íntimas y sociales, con tendencia siempre al cooperativismo, el apoyo mutuo y las dinámicas colectivas»

Aularia entrevista en este volumen a Elena Pedrosa, que perteneció en su momento a la redacción de la revista. Elena es Licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo y Doctora en Comunicación Audiovisual especializada en análisis narrativo y semiótico de la programación televisiva, e investigadora por la Universidad de Málaga en el ámbito de la postfotografía y usos y consumos de la imagen fotográfica en la web 2.0. Trabaja como profesora de Fotografía Artística en la Escuela de Arte San Telmo en Málaga y también imparte talleres especializados en la Profesionalización del Artista Fotógrafo o centrados en la Fotografía para el Autoconocimiento con colectivos como Fotoeduterapia en Madrid, la Universidad de Almería, la Sociedad Fotográfica de Málaga o la Escuela Apertura, entre otros. No ha dejado de formarse en psicopedagogía y metodología de proyectos en distintos ámbitos, escuelas y colectivos, y se ha especializado como fototerapeuta y arteterapeuta gestalt y en psicología holística y coaching.

Elena Pedrosa. Fotografía de Jorge Fernández Bazaga.

En su faceta de artista visual especializada en proyectos de autor y narrativa contemporánea, su trabajo ha sido seleccionado para encuentros y festivales como Descubrimientos Photo- España 2018, TQ+SUR dentro de PhotoEspaña 2019 en MECA Almería, el II Encuentro de Fotografía Creativa de Andalucía o el VIII Encontro de Artistas Novos EAN8 en Galicia y ha sido expuesto, entre otros, en el Centro Andaluz de la Fotografía, la Fundación Valentín de Madariaga en Sevilla, la Universidad de Málaga y Almería o el Ateneo de Málaga. Pertenece a la Unión de Artistas Visuales de Andalucía (UAVA), es miembro de la Asociación de la Prensa de Málaga (FAPE-APMA), participando también de los colectivos Fotoeduterapia y No sin Fotógrafas (#NSF). Es colaboradora de la revista especializada «Clavoardiendo Magazine». Como gestora cultural ha trabajado como comisaria para el Centro Andaluz de la Fotografía, impulsado y dirigido las Jornadas «Fotografía y Ciudad» en el VIII Foro de Artistas Plásticos de la Diputación de Almería y creado el colectivo y la web FAMA (Fotógrafas Artistas Malagueñas). Su vertiente más social se vuelca en Ediciones y Distribuciones Fantasma.

1. Elena, en tu vida llevas al mismo tiempo la fotografía, el arte, la enseñanza, el análisis de la realidad y el compromiso social ¿Cómo las reúnes y manifiestas?

La multiactividad ha estado presente en mi manera de acercarme a la vida y al mundo desde que me conozco, por mi curiosidad por la investigación y el aprendizaje y la pasión e intensidad de mi carácter, y supongo que también debido a mis neurosis particulares. En realidad las facetas que comentas se manifiestan en mí de manera orgánica y no premeditada, suponen una simbiosis lógica que deriva en el trabajo integral y en red que he estado desarrollando en los últimos cinco años. De mi docencia parte la inquietud por profundizar en pedagogía, comunicación y proyecto fotográfico, así como surge también la necesidad de acercarme a una vertiente psicológica y de coaching que me ayuda a acompañar mejor a mi alumnado y a los fotógrafos a los que asesoro.

De mi compromiso social parte el concepto de no separación del arte y la vida, que hace que mis proyectos fotográficos sean al mismo tiempo vitales y reflejen mi inquietudes íntimas y sociales, con tendencia siempre al cooperativismo, el apoyo mutuo y las dinámicas colectivas.

2. ¿Qué aportas y qué te aporta la fotografía, cómo comenzaste con ella, cuáles son los límites, los objetivos? Es una herramienta y un estilo comunicativo para conectar con otros, como lo es la emoción de la escritura poética o la reflexión discursiva del ensayo, y nace de una necesidad de expresar y experimentar desde la reflexión profunda.

Creo que, en una sociedad cada vez más polarizada, maniquea y estandarizada, que tiende a la comunicación superficial a causa de la incesante y poco ética tecnologización de la vida cotidiana, lo más importante que puedo aportar es la intención crítica (radical en cuanto a la definición «que va a la raíz»), de leer profunda- mente y con consciencia todos los puntos de vista posibles sin etiquetar ni pretender ser adalid de la verdad absoluta, que es el gran vicio de los periodistas, para intentar que otros se paren también en esa reflexión profunda al mirar imágenes que piden pararse a des- entrañar su lenguaje interno, y a digerir despacio, y que dan lugar a sumar otros discursos aparte del puramente visual. Los límites ya los explica ampliamente la obra «Fotografía y verdad» de Joan Fontcuberta.

Mis objetivos particulares están cada vez más alejados de la mercadería oficial y la institucionalización del arte, en este proceso de autoborrado que me lleva a revisar continuamente mi perfil y mis movimientos y de qué manera me afectan y afectan a lo de fuera.

3. Detrás de tu cámara siempre estás tú y tu forma de vida ¿cómo haces que tus fotografías integren tu vida, se conviertan en motor de cambio? Los artistas podemos llegar a ser un poco egocéntricos, y en realidad hay una parte de mí que utiliza la fotografía a modo de catarsis, pero también como investigación de mi propio yo a través de lo que veo en la imagen. Es una de las facetas de la arteterapia y la gran potencialidad de la fotografía como herramienta de expresión de un discurso íntimo y personal. Cuando comencé a hacer este uso de la «fotografía-espejo» me di cuenta de que, al igual que a mí me muestra verdades que me sorprenden y que no alcanzo a expresar y/o descubrir de otra manera, son motor de cambio porque otros también se reflejan en ellas y se sienten menos solos en su particularidad, de alguna manera les ayuda a comprenderse a sí mismos como a mí me ayuda a comprenderme y a comprender al mundo.

En el ámbito social, quizá es una intención que no puedo dejar de poner ahí en el centro, más que un lo- gro en sí. Sobre todo en el aspecto de la reflexión antidesarrollista, que alerta sobre el peligro de la tecnologización y contaminación de la vida, sobre la destrucción de ecosistemas tanto vegetales y animales (reflejado en mi trabajo «Deriva en el Poniente plastificado») como sociales, en torno al concepto de gentrificación (en el origen de mis proyectos «Entren sin llamar» y «Por tiempo limitado», por ejemplo).

Fotografío desde las tripas, no sé hacerlo de otra manera. No me interesa la fotografía estética y complaciente. Y no creo en la objetividad, en absoluto, por eso soy más artista que documentalista.

4. ¿Cómo te manifiestas mediante la fotografía? Cuál es para ti la fotografía crítica? El término «crítico», así como las acepciones de «alternativo», «radical», «social» y también «político», tienen tantos matices que acaban tergiversándose y desactivándose como generadores de cambio. Entiendo que para mí el motor es, quizá, preguntarme sobre aquello que se aleja del statu quo. Lo que está ampliamente aceptado por todos se convierte en dogma y paradigma oficial. Es entonces cuando a mí me empieza a picar la curiosidad por saber qué hay más allá, y qué otros puntos de vista menos dogmáticos y universalizados (los de los márgenes, los rechazados y censurados, los no subvencionados, los que no interesan al poder) pueden nutrirme con su riqueza. Creo que poner en duda lo establecido es lo verdaderamente útil en la labor de los artistas, docentes y pensadores. Ponernos en duda a nosotros y a la sociedad complaciente y reduccionista que habitamos, poner en duda lo consabido y lo que se da por hecho, continuamente. Se supone que ese era el origen de la ciencia.

5. Planteas la subjetividad como inicio para mirar y fotografiar, frente a infinidad de corrientes que ponen el énfasis en lo objetivo ¿qué es para ti la cámara, la visión subjetiva? No creo que sea un planteamiento mío en exclusiva. Creo que la objetividad de la imagen fotográfica es un debate inicial interesante para los fotógrafos noveles. Recuerdo cómo, al comenzar la carrera de Comunicación Audiovisual, el primer tema de base que abordamos fue la imposibilidad de objetividad de la fotografía. Sin embargo, al continuar mi formación como periodista me sorprendió que se insistiera, por encima de la evidencia, en la objetividad del reportero gráfico y del periodista como dogma. En esta sociedad capitalista, patriarcal y competitiva, en la que los medios de comunicación están comprados por los «filántropos» más poderosos del planeta, entiendo que la objetividad es imposible.

Además, ya nos hablaba Flusser en su reflexión «Por una filosofía de la fotografía» de cómo los fotógrafos actuamos como «funcionarios» con respecto al «aparato» que es la cámara fotográfica, que sólo puede obtener como producto aquello que puede proporcionar el «programa» del aparato en sí. Hoy, con la creciente invasión de la telefonía móvil y la obligación de entrar en el paradigma de lo «Smart» por fuerza, tenemos claro que sólo podemos funcionar según el programa preestablecido de esas máquinas a través de las cuales nos expresamos, que son, no lo olvidemos, limitadas y limitantes. La subjetividad es lo que somos, y el error es pretender convencernos de que somos otra cosa. Platón sería un referente a revisar en profundidad en esta sociedad del espectáculo que habitamos.

6. ¿Y la fotografía como medio de cambio social? Yo, con Susan Sontag, creo que la fotografía por sí misma desactiva la inquietud de cualquiera para implicarse en un cambio social. Hacen falta otras herramientas de discurso y pensamiento profundo.

La fotografía puede ser un catalizador emocional que prenda una chispa, que llame la atención del espectador para «cazarlo» y derivarlo hacia otro sitio, pero sin otros lenguajes menos superficiales, entiendo que no puede llegarse a expresar una reflexión que lleve a plantarse un cambio social. Estamos inmersos ya en una deriva propagandística tan fuerte, en un imaginario colectivo tan arraigado, que creo que haría falta una revolución en demasiados ámbitos como para que el cambio social fuera posible. Empiezo a ser bastante pesimista. Estos dos últimos años me han hecho perder casi toda la esperanza.

7. Has utilizado la fotografía urbana para expresar tu idea sobre el territorio, la vida de la ciudad, la reivindicación de espacios comunes y solidarios…¿Cómo lo llevas adelante? En realidad, como he explicado anteriormente, he utilizado la fotografía como herramienta para registrar mi paso subjetivo, íntimo y personal por la ciudad, de manera que mi inconsciente ha hablado de esa mezcla de conceptos que llevo en el estómago, en el corazón y en la mente tras la experiencia con movimientos sociales, desde los que reivindicamos la recuperación de las calles, con lecturas de antropólogos como David Harvey, con experiencias con colectivos como el Grupo de Estudios Antropológicos «La Corrala» de Granada, con documentación desde fuentes como el Observatorio Urbano de Antropología de Barcelona, o la experiencia compartida con los vecinos del Cabañal en Valencia, la Casa del Aire en Granada o La Chanca en Almería.

No se trata de registrar, sino de imprimir la huella de la náusea y de la angustia propia en un soporte exterior para que no duela dentro. Y que ese dolor traducido en imagen, si se contagia, sirva a otros para emocionarse en la búsqueda y la reflexión consciente.

8. ¿Qué puede aportar la fotografía a una investigación? ¿Documento objetivo, visión subjetiva? Como investigadora consciente de los sesgos de la investigación, no creo que la fotografía pueda ser prueba de nada. Estudiar semiótica es ver clara esa evidencia. Sólo puedo aportar puntos de vista, verdades parciales, particulares, con las que determinados afines puedan sentirse identificados y que faciliten uniones para crear cosas juntos, en pequeñas comunidades que se retroalimenten diferenciándose de otras que son, desgraciadamente, incompatibles con nuestra vida.

Entiendo que no puede existir un imaginario tan global y unificado como el que se pretende actualmente a nivel político y social. El monocultivo mata la biodiversidad, la simbiosis, el apoyo mutuo que está en la base de nuestra biología, la cadena de la vida que parte de la relación entre plantas e insectos en el exterior, de la relación entre virus y bacterias, nuestra microbiota, en el interior. Creo que es una buena reflexión de la que partir para establecer paralelismos en el mundo del ser humano, tanto en el ámbito social como en el de la mirada, que al fin y al cabo son uno mismo.

9. ¿Y el activismo social, cómo lo planteas desde el mundo de la imagen? No me planteo el activismo social desde el mundo de la imagen, por lo que he explicado anteriormente. La imagen es sólo un lenguaje que utilizo por necesidad personal, como el escrito, para poder expresar lo que siento, y a la vez, otra manera de llegar a otros, mero canal de comunicación de emociones que sirvan para cazar la atención de mi público objetivo. Como hacen los informativos de televisión o los anuncios de las vallas publicitarias en su significación del mundo cotidianamente, dejando su huella en el imaginario de otros.

10. Háblanos un poco de FAMA y de la importancia educadora y social de las exposiciones.

En la web colectivofama.com recopilo, a modo de comisariado virtual, la obra de Fotógrafas Artistas Malagueñas. Luego lanzo la propuesta de crear juntas una red de apoyo mutuo, y de ahí surgen acciones como exposiciones o charlas. El colectivo FAMA es más una intención de crear comunidad que un proyecto educador y de cambio social. Es una apuesta que hago y en la que implico, por necesidad propia, y quizá de manera egoísta, a otras compañeras, afines en unas cosas y menos afines en otras, con la esperanza de aprender a crear un ecosistema cultural y vital en mi ciudad en un momento de dificultad para todas, precisamente desde la idea de la no estandarización del arte y la cultura, con la intención de aportar desde mi experiencia otra manera de mirar los procesos creativos y divulgadores, a través de la unión de fuerzas individuales que conformen algo colectivo. Es un proyecto aún en proceso de definición y autodescubrimiento. Nuestra intención es crecer juntas y ser cada vez más una unión que nazca de las propias diferencias que observamos y que nos nutren.

11. ¿Qué deben hacer los educadores para tener en cuenta los aspectos emocionales, artísticos, de la comunicación? Leer, investigar, experimentar, divulgar. Acercarse a otros modos de hacer, vivir y sentir. Dar cabida, también, a lo que no en- tienden o no comparten. Permitir que existan: ya sabemos que hoy lo que no se nombra o no sale en la foto, no existe.

12. ¿Cómo se tiene, o debe tener, desde las aulas en cuenta el elemento creativo?Personalmente, no creo que existan fórmulas, ni un elemento o ingrediente clave, estoy en contra de que algo «tenga que ser» o «deba ser» de una manera concreta. Como Pedro García Olivo, entiendo que la creatividad y la vida se aniquila en las escuelas, y surge de manera libre en las experiencias y relaciones no mediatizadas.

Mi opinión es que la función de las escuelas es adoctrinar en un dogma social imperante, en la imposición de una estructura que deforma cualquier posibilidad de particularidad y fluir vital natural. Como me encuentro dentro de este sistema (no existe ya posibilidad de elegir estar fuera, al menos para mí), intento ser muy consciente de ello para hacer a otros, y hacerme a mí misma, el menor daño posible. Intento ser muy respetuosa conmigo misma y con los demás, ya que no puedo hacer otra cosa.

13. ¿Qué papel tienen los poetas en una sociedad tecnificada, en la que parece que ya todo está en la red, para mantener e incrementar el mensaje y las posibilidades creativas? Como ya expresamos en la acción «Antibanderín 87» en El Zaguán, Almería, en 2012, con el colectivo «Fandango Revolución», que derivó en la publicación del fanzine «Contra la poesía, hacia la poesía» de Jose A. Miranda en Ediciones Fantasma, la poesía mercantilista y mercantilizada no nos salva de nada. La poesía por otros medios, que conocían bien los situacionistas y que a nosotros nos llega por influencia del Grupo Surrealista de Madrid, es la única esperanza de vivir y compartir la poesía que es la vida. La red es sólo un soporte más, y nosotros apostamos por la permanencia de lo material.

14. Como fotógrafa, comunicadora, activista, poeta ¿qué es lo más importante que has aprendido? Es una pregunta difícil, que sólo puedo contestar desde la impronta actual, tras es- tos dos años de autocrítica. Creo que, quizá, lo más importante que he aprendido es a ser consciente de que, por mucho que se intente ser de otra manera, para amoldarse a la imagen o la función que se espera de una desde fuera, no se puede evitar la autenticidad que grita por manifestarse desde dentro. La fotografía, como materia, al final siempre nos remite a la esencia, que es la luz.

Recuerdo un proyecto de una antigua alumna, Gema Ciudad, a la que le perdí la pista hace años, que se llamaba «Reset», en el que utilizó todos los trabajos que había realizado durante el curso para hacer una performance y obra final que partía de la destrucción de todo lo que había hecho. Lo siguiente que creó, y no sé si lo último, fue su Proyecto Final del Ciclo de Fotografía, que comenzaba de cero: observando el reflejo simple de la luz y captándolo con la cámara como un entomólogo. Quizá algo parecido a lo que experimentaron surrealistas como Man Ray o Moholy Nagi. Quizá una acción como la que nuestro paisano Jorge Rueda pretendió al final de su vida y obra. Quizá inspiradora incluso de mi propio «Proceso de autoborrado» actual. Lo importante, siempre, es lo de dentro. Lo demás son sombras irreales que proyectamos.

15. Alguna anécdota, o situación entrañable, que tenga que ver con tu tarea, o alguna de tus actividades. Cualquiera de las que he vivido con mis alumnos, que son, como acabo de explicar, parte de lo que soy y de lo que aprendo, mis referentes artísticos y vitales, en ocasiones incluso mi impulso y razón última de mis acciones, mis compañeros de experiencias, y por tanto, de vida. Por supuesto también con compañeros que dejan huella, como la de mi amiga Silvia Díaz del Valle, que ya no está físicamente a mi lado. Y, sin duda, el recuerdo de lo vivido, en lo artístico y en lo humano, con Gabriel Martínez López, gracias a la labor de comisariado del proyecto «Almerías. Fo- toensayos sobre la sociedad almeriense» que me con- fió Rafael Doctor Roncero para el Centro Andaluz de la Fotografía en 2017.

16. ¿Tienes en estos momentos algún proyecto movilizador entre manos? ¿Nos lo puedes comentar? En estos momentos cierro mi intensa y múltiple labor como artista y gestora cultural «hacia afuera», y mi contacto con el mundo «líquido» y virtual de las redes digitales, para centrarme en mi proceso de fluir creativo y vital «hacia adentro» y ocuparme de mi cuerpo físico y anímico, con todo lo investigado y aprendido sobre salud en estos años. A nivel cultural, permaneceré enfocada en el proyecto que comparto con mi compañero Jose A. Miranda, «Ediciones Fantasma», con dos próximas publicaciones que saldrán a la luz a partir de septiembre, ya que es la labor que considero más necesaria para el momento social que vivimos.

17. ¿Algo más que quieres trasmitir para Aularia y sus lectores? A Aularia y quienes estáis detrás con vuestro impulso y esfuerzo, mi infinito agradecimiento, siempre, por dar cabida a mis reflexiones y creaciones desde hace tanto tiempo, en toda su diversidad y evolución viva. A sus lectores, les pido por favor que orienten también sus cámaras y el latir de sus entrañas para conectar con las afueras, con los límites, con los matices, con los márgenes, con las minorías, que también existen. Todos necesitamos que existan para sobrevivir.

Publicado por escuelaimass

Cuaderno de clase de Fotografía Artística. Elena Pedrosa Puertas. Escuela de Arte de Almería. Se admiten mezclas.

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